El partido de esta noche lo espero con la lógica
expectativa, pero sin tensión. Esto parecerá una verdadera sobrada ante este partido
absolutamente trascendente, pero es que tengo clarísimo que pasaremos a la
final. Cierto que es una semifinal a cara de perro nada menos que contra el
Bayern, pero tenemos a dos de las armas futbolísticas más poderosas del planeta:
Cristiano Ronaldo y, especialmente, Jose Mourinho. Son éstas una semifinales
muy distintas a cualesquiera que hayamos podido jugar en los últimos 30 años:
cuando la Quinta del Buitre, éramos muy buenos pero los hechos demostraron que
no lo suficiente; a Heynckes el equipo se le fue de las manos progresivamente,
y Del Bosque siempre fue poco más que una marioneta. Esta vez me siento como si
aquel equipo de la Séptima hubiera estado dirigido por Fabio Capello.
Sí, el sueño de la Décima es ya casi una realidad. Ayer murió
la Farsa de una forma tremendamente cómica, lo cual, además de proporcionarnos
risas para años, nos ha puesto la competición en bandeja. No porque le tuviéramos
miedo a su juego en caso de haber jugado contra ellos la final, sino porque
siguen siendo el equipo del régimen de Platiní&Villar, como quedó claro: la
rigurosísima expulsión de Terry por un golpecito de chiste (si bien el central
pecó de muy poca inteligencia) y el “penalti” señalado en el incontable desmayo
culé nos recordaron que los blaugranas llevan jugando años con una grandísima red.
Ayer ni siquiera eso fue suficiente, pero que nadie dude que el árbitro cumplió
con lo que se esperaba de él. El Real Madrid sólo necesita ganar dos partidos
normales para proclamarse rey del mundo.
Vamos a ganar hoy. Porque el equipo es muy muy bueno, tiene
un potencial ofensivo casi ilimitado y lo dirige el mejor técnico. En un
deporte en el que los jugadores suelen ser auténticos zoquetes, el Madrid tiene
la mente futbolística más brillante y ambiciosa, en cuyo interior está
perfectamente marcado el camino hacia el
título. Mou nunca ha necesitado tener a los mejores jugadores, ni las
condiciones más favorables. De hecho, sus dos títulos continentales los ganó
con dos bandas de futbolistas con mucha más voluntad y fuerza que verdadero talento.
Ni que decir tiene que a los talentos del Madrid les está sacando mucho más
partido. Sí, vamos a lograr ser Decacampeones del Mundo (la Champions es el
auténtico Mundial, igual que la NBA), algo que recordaremos para siempre, y que
reivindicará todo un modo de entender el fútbol y la vida. A algunos este
momento les llegará muy jóvenes, siendo casi niños; a otros, al final de la
vida, como bonito colofón sentimental; a mí me pilla un poco en la mitad,
aunque vivir este momento soñado tantas veces me hace recordar que ya no soy
ningún chiquillo.
Con las carencias que podamos tener, somos una máquina de fútbol, tal como demostramos el pasado sábado en el Camp Mou, y vamos a coger lo que es nuestro, ni más ni menos. Pido prudencia a los jugadores que tienen tarjeta para no llegar cojos a la final, aunque sé que al Chelsea le ganaríamos en 100 de cada 100 partidos. Si la cosa acaba siendo más tensa de lo deseado y muero por la impresión, fue un placer, damas y caballeros. Pero, si tal como espero, esta noche conseguimos el pasaporte hacia la gloria, nos volveremos a reunir aquí para celebrar el triunfo, y para empezar a festejar un mes mágico e irrepetible en la historia de esta fantástica máquina de sueños llamada Real Madrid.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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