Vale que era un partido de pretemporada, con un Real Madrid
que es todavía un ‘potaje’ entre transferibles (varios), canteranos con hueco
en el Castilla (y encima algunos fuera de su posición) y muy pocos habituales,
pero el equipo blanco se llevó ayer un revolcón importante en su visita al
Benfica para disputar la Eusebio Cup que deberá hacer pensar, y mucho, a los
que mandan en el club. Un eléctrico Di María y el Caballito Callejón, que está
para ganar el Grand National en una pierna, no fueron suficientes ante un
Madrid al que se le fundieron las bombillas en Da Luz y se llevó una manita
(5-2) con momentos de baile benfiquista. Si el Madrid pretendió hacerle un
homenaje en condiciones a Eusébio, casi lo consiguió, le faltó un gol para
reeditar la final de la Copa de Europa de 1962, la de la Pantera Negra, que
acabó con victoria del equipo lisboeta por 5-3.
Con la defensa titular apurando las vacaciones (menos
Marcelo, con Brasil en los JJ OO de Londres), la zaga blanca dejó malísimas
sensaciones. No tanto por los chiquillos del Castilla, sobre los que no
conviene echar culpas ni un segundo porque para eso esto es pretemporada y para
eso su equipo es el Castilla, sino porque Adán estuvo horrible y porque Varane,
de repente, demostró su edad real, descolocado y fácilmente desbordable. Si en el
centro del campo sumamos al desaparecido Lass, quien desde pretemporada está
demostrando que es prescindible a menos que se dedique a meter cabezas de
caballo en la cama de Mourinho, el olor de la derrota estaba servido. Hasta
Pelé, al lado de Lass, no pasaría de ser un futbolista mediocre: el francés no
sólo es malo, sino que hace peores a los que le acompañan. Que se lo digan a
Granero.
Porque Granero fue quien más sufrió el equipo que pudo
presentar el Real Madrid. El Pirata tuvo que intentar escaparse del estorbo
Lass para poder hacer algo y, cuando lo conseguía, se encontraba con un Kaká
que, ay, no está ni para amistosos: lentísimo, sin intensidad, casi parece un
ex futbolista al que le tocó por sorteo vestir el 8 del Real Madrid. Con esa
perspectiva, a Granero sólo le quedaba la opción de intentar jugar por banda,
donde un muy buen Di María, al nivel anterior a su lesión de la pasada Navidad
y que hizo lo que quiso con Melgarejo en la primera parte, y un enorme
Callejón, autor de los dos goles blancos, sí se asociaron. Higuaín,
desconectadísimo, pasó inadvertido excepto porque lució el brazalete de capitán
y porque dio el susto en la segunda parte, cuando pareció lesionarse en un
tobillo aunque la cosa no pasó de eso, de un susto.
El Benfica, con 6
partidos de pretemporada encima y con todos, no se anduvo con chiquitas.
Cada error del Madrid era gol: el primero lo regaló Lass con una falta en la
frontal nada más empezar y eso marcó el camino. Cada jugada a balón parado era
gol encarnado, con Adán desafortunadísimo. Javi García cumplió con la ley del
canterano que te hace gol y Witsel, demostró que sabe hacer goles hasta a un
Real Madrid. Los blancos hasta lograron que Enzo Pérez pareciera Maradona en
sus mejores tiempos, dos goles y casi un tercero, los dos muy bonitos. Lo
mejor, que ya empieza la gira por EE UU, que se incorporan los que faltan y que
entonces, sólo entonces, con los que se van y con los que llegarán, se verá al
verdadero Real Madrid, al que todos queremos ver.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.