martes, 13 de diciembre de 2011

La Penitencia


El primer partido tras la Farsa es nada menos que un estimulante duelo contra la Ponferradina, en esa competición que los culés nunca disputaban a mediados del siglo pasado como parte de su dura oposión a la dictadura. Imagino que a los jugadores madridistas les emociona poco o nada jugar contra un equipo varios escalones de magnitud debajo del suyo, y en una competición que, una vez conseguida el año pasado, tampoco tiene un enorme interés. Ya no hay ni racha de victorias que alargar, pero ahora hay que joderse, y cumplir como profesionales en todos los partidos que tocan hasta el próximo que esté marcado con una cruz roja, que será el cruce de Champions, un lejano día del año que viene.

La cosa es jodida porque, por mucho que se gane, los jugadores seguramente no recuperarán la confianza hasta que no ganen a la Farsa, y para ganar a la Farsa hace falta confianza. Un círculo vicioso. Lo más gracioso es que, si se hubieran impuesto el otro día incluso jugando mal, estoy seguro de que la próxima vez no estarían acojonados, pero la derrota nos devolvió a la casilla cero. Ahora hay que completar este largo camino, porque, por mucho que nos joda, el sufrimiento es un camino bastante seguro hacia el crecimiento espiritual. No se trata tampoco de obviar el dolor, pero sin él, generalmente, es raro tratar de superarse y romper barreras. Yo, desde luego, cuando veo a ciegos (una minusvalía que me acojona especialmente), parapléjicos, mutilados o desfigurados, me pregunto cómo coño pueden salir adelante. Y seguramente la respuesta es que espiritualmente están varios escalones por encima de la gente normal. Comparado con esto, superar una horrible humillación futbolística y ganar a una panda de culandras tampoco parece una gesta tan inalcanzable.

Pese al poco lustre del partido, probablemente casi todos nos lo tragaremos, porque, admitámoslo, el fútbol es una adicción, y si no lo ves te parece que te falta algo.
El tema tendrá la gracia de ver a varios no habituales, como pueden ser Varane, Altintop, Sahin, Callejón y Jesé. Curiosamente, Mourinho se lleva a dos de los delanteros estrella, Cristiano e Higuaín, y deja a Benzema en casita (por cierto, el francés futbolista del año en su país, aunque para los del Balón de Oro es peor que Abidal). Sobre Sahin, decir que después de Sevilla tiene que ser titular todos los partidos: o dejamos de protegerlo o no sé para qué cojones lo queremos.

Aparte de esto, pocos alicientes. Entrena al equipo Claudio Barragán, antiguo componente del Superdépor. Si el partido no tiene interés es porque el formato de la Copa es una porquería, una de esas cosas que todo el mundo sabe pero que nadie cambia, por lo visto porque se oponen los equipos pequeños de Primera. Algunos temen un hundimiento psicológico del Madrid, y aunque muy bien no están, tengo la certeza de que hoy se goleará  (cualquier otra cosa indicaría que las cabezas están realmente jodidas). La recuperación de la dignidad y la gloria empieza con este humilde paso, en tan remoto rincón de España.

¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.

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