sábado, 3 de diciembre de 2011

Al Molinon con dos cojones


Nuestro rival de hoy es el Sporting de Gijón, equipete con el que tuvimos amargos roces en el curso anterior. La polémica comenzó cuando el entrenador de los asturianos, Manolo Preciado, alineó contra el Barcelona a un equipo casi de juveniles, prácticamente dando por perdido el encuentro, cosa que luego no repetiría cuando se enfrentó al Madrid. Esto le valió los reproches de Mourinho, quien recordó que en otras ligas tales prácticas estaban sancionadas, recibiendo como respuesta de Preciado el feo calificativo de “miserable”.  Sobre este tema confieso que tengo sentimientos divididos: mi alma me dice que cada uno debería poder alinear al equipo que le saliera del nabo, y de hecho uno de mis sueños es que un día saquemos al Castilla en Primera División (¡y ganemos!). No obstante, cuando hay en juego puntos, duros y títulos es una gran frivolidad no poner siempre al equipo más competitivo posible, porque estás beneficiando a unos rivales y perjudicando a otros. 
Así pues, puede decirse que las quejas de Mourinho estaban justificadas. 
Finalmente ganamos aquel partido (con una reacción patética de Preciado), pero luego ellos tuvieron la ocurrencia absurda de ganar en el Bernabéu, así que las heridas siguen abiertas.

Para este nuevo enfrentamiento existe la duda de si el Sporting se empleará con particular violencia, como suele ocurrir cuando visitamos las tierras del norte.
Hay que decir que el uso del juego contundente es algo totalmente legítimo, sobre todo cuando tus jugadores no son de un alto nivel. Y además, se puede practicar con nobleza, cuando los futbolistas buscan balón y saben ir al corte; claro que un tío que va bien al corte ya no es un paquete, y suele estar en algún equipo mejor. En cualquier caso, cuando uno de los equipos se emplea con excesiva dureza es tarea del árbitro atajar esto mediante una sabia dosificación de las tarjetas. Por desgracia los arbitruchos españoles no suelen aplicar esta política, y si bien tienen una afición inusitada por pitar hasta los contactos más leves, les cuesta muchisimo mostrar amarillas por reiteración, y no digamos ya rojas.

Un detalle peculiar es que estos equipos pequeños autoregulan la contundencia de su juego dependiendo del rival. 
Por ser más concreto, los culerdos  -con la ridícula colaboración de la prensa madrileña- ha hecho un excelente trabajo extendiendo la idea de que a las estrellas blaugranas hay que protegerlas, porque son la esencia del fútbol, y cualquier que se atreva a incumplir tal mandamiento sufrirá un severísimo juicio público. Imaginen lo que ocurriría si a algún jugador se le ocurriera hacer una entrada fea sobre  Iniesta, el ídolo de la España más patetica. Por otro lado, a los del Madrid se les puede pegar y duro, que para eso son unos chulos, unos imperialistas y, en suma, los malos malisimos de la pelicula.

Pero nos impondremos, tranquilos, nos impondremos. No tengo ni idea de quién va a jugar hoy, sólo puedo daros algunos nombres, como Higuaín, Sahín y Lass. Hemos llegado a un punto en que los suplentes son tan buenos como los titulares. Y por otro lado, cada día me gusta más el estilo de Lass en la banda derecha, único puesto donde creo que puede marcar diferencias. Algún madridista acojonado le tiene miedo al partido por ser el último antes del Farsa, Iturralde y las pataditas, pero si no pasa algo muy raro lo sacaremos adelante sin problema. Iremos, veremos y machacaremos.

¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.

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