La jodida jornada de selecciones dejo al Real Madrid con varias
bajas: Arbeloa, Marcelo, Coentrao y Khedira; y a Mourinho debieron parecerle
pocas, porque puso además a Kaka e
Higuaín contra el Celta en un partido que serviría de puente para el tercer partido
de la liguilla de Copa de Europa y primero de este mes sin laterales. Después
de todo, el partido se jugaba en casa y el Celta no parecía ser un rival que
causaría muchos apuros a un Madrid jugando a una intensidad media-baja .
Pepe, que normalmente con Ramos es el central derecho, pasó
a la izquierda para corregir eventuales desajustes de Essien en el lateral, y
de hecho realizó su primera corrección al ghanés al minuto y medio de empezar.
Serían más a lo largo de los noventa minutos, pero Essien cumplió ante un rival
que no exigió demasiado. Se supone que el Borussia castigará mucho más el
costado izquierdo de lo que lo hizo el Celta. Sin Di María y Khedira en el
medio, el Madrid alborotó su dibujo habitual y en varios momentos se pudo
observar un muy poco convencional 4-2-4 cuando había que defender.
Para aquellos que dicen que con cantera y españolitos se
solucionan todos los males, lastima para ellos; no sólo Nacho no ocupó el
lateral izquierdo, sino que Albiol no fue el elegido para el puesto de central.
Varane volvió a jugar un partido muy bueno y parece haberse hecho con la plaza
de tercer central de la plantilla, pese a que a comienzo de temporada el
valenciano le llevara ventaja. El gol del Madrid tardó 10 minutos en llegar y
fue gol de Higuaín, que si esta vez no acertó al muñeco es porque estaba muy
lejos. Puede que fuera un efecto televisivo, pero el gol pareció sonar poco en
el campo, como si la mitad de la gente no se lo esperara y la otra mitad se
hubiera puesto a pensar qué habría sido del Madrid – Barcelona de la Supercopa
si a Higuaín le hubiera dado por tirar centros frente a Valdés, en vez de tiros
a puerta.
A pesar de la táctica y los fallidos amagos de correcalles,
el partido pasaba con un ritmo lento y pesado, como en la cola del
supermercado. Y es que por momentos, los jugadores parecían encontrarse más
cómodos defendiendo con el balón, pasándolo de uno a otro como una fea en un baile
de fin de curso. Sin embargo todos teníamos la sensación de que tras el
aburrimiento generalizado había un plan específico, porque pese a la ausencia
de adrenalina y la poca intensidad, el Madrid acumulaba regularmente 6 y 7
jugadores en el campo del Celta, y puso la linea defensiva a 8 metros del medio
campo. El dibujo era raro, con Higuaín en la izquierda y Cristiano a la
derecha, dejando a Kaka en el centro y a Özil de falso nueve.
La obra social de Mourinho sólo duró 45 minutos, y en el
descanso Di María sustituyó a Kaka y Cristiano se puso a la izquierda, Di María
a la derecha y el Madrid reencontró su dibujo más natural. La segunda parte no
deparó nada interesante, salvo la certeza contrastada de la fatiga a la hora de
juego cada vez que el equipo vuelve de una fecha FIFA. El Madrid dominó la
pelota y el partido, lo que no impidió que presenciáramos una serie de
divertidas anécdotas, como las innumerables sobradas de Ramos cuando juega de
lateral sin estar concentrado, o las dos tragicomedias del yerno de España, que
tras parar dos balones de gol pareciera empeñado en que se siga hablando de él,
“aunque sea mal”.
La jugada de la tarjeta a Casillas, aunque es cierto que el
portero anda lento de reflejos, se origina con la enésima fanfarronada de
Ramos, que regala un balón en el área. En ese puesto, el 4 juega con una marcha
menos, porque debe sentirse espectador desde la banda. Tal vez debiera imitar
la técnica de Higuaín, e intentar a partir de ahora tirar a puerta cada vez que
quiera centrar desde el lateral y viceversa. El show silencioso de Sergio no
terminó ahí, y todavía tuvo tiempo para tirar una falta en la frontal del área
gallega. La traquilidad llegó tras un tonto penalti, ejecutado sin piedad por
Cristiano. Ya le ha marcado a todos a los que se ha enfrentado.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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