El Real Madrid regresó al Campo Nuevo en medio de una batalla
política que hacía pensar en una guerra de titanes más grande de la que realmente
fue. El duelo particular entre los dos mejores equipos del mundo dejó un empate
a goles (2-2) que no soluciona las anteriores caídas del Madrid pero que
tampoco termina de resolver una Liga que esta gente pretendía ganar en Octubre.
Ocho puntos son muchos pero no suficientes para ventilar de un plumazo a un
Real Madrid que, por momentos, vuelve a encontrarse con el equipo que ya fue.
La vida sigue igual.
José Mourinho repetía once. Mismo lugar del crimen y mismo
once que el año pasado sentenció la Liga. Los mismos once futbolistas que hace
dos temporadas se llevaron una manita de goles y de críticas y que luego ganaron
la Copa del Rey. La táctica de Mou, al final, no es mala. Y el equipo, dos años
y medio después, sigue intentando mejorar. Pese a encontrarse ante un Barcelona
jodido en defensa el equipo blanco fue incapaz de sentenciar con un segundo gol
que hubiese silenciado en apenas cinco minutos un estadio que pitaba y
abroncaba cualquier acción del Madrid.
Pero Karim Benzema y el gol no quisieron darse la mano cuando el Madrid más lo
hubiese agradecido.
El partido lo buscó primero el Madrid y lo encontró un
efectivo Cristiano Ronaldo, que ya va por
su octavo gol en Liga y se acostumbra a marcar ante el Barcelona con
seis goles anotados en los últimos seis partidos. Eso para los que dicen que
nunca aparece en los “partidos grandes”. Una jugada que comenzó con un saque de
banda de Arbeloa y que terminó el portugués con un tiro desde el costado
izquierdo del área para poner la ventaja blanca en el marcador. Los de Mourinho
encontraron recompensa tras meter a los culerdos en un problema del que solo les
podía sacar Messi, siempre presente en todas las jugadas de su equipo. Pudo matar
el partido el delantero francés, pero su remate al poste de Valdés dejaron vivo
a un Barcelona que se agarró a Leo Messi y a la poca fortuna de Pepe en un mal
rechace en el área pequeña de Casillas para poner el empate en el marcador.
Después del gol potrero del argentino, el Barça de Pito se sintió por primera
vez en toda la noche partícipe del encuentro. Fueron los peores minutos del
Madrid en el campo, incapaz de aguantar con el balón los minutos más difíciles
del partido.
Ya en el minuto 61, tras pitar Delgado Ferreiro una de esas
faltas que nunca se deben cometer, Leo Messi, repitiendo acción, batía a
Casillas con un remate directo lento y sin efecto que hacía imposible una
estirada complicada para el portero madridista. Pero ya se sabe que el Madrid
de los últimos meses juega sin portero. Cuando tres disparos a portería suponen
dos goles encajados y un remate al palo es evidente que algo falla. Y es importante
intuir que Mourinho, siempre cuidadoso en una posición como la que ocupa Iker,
haya detectado el problema sin mucha convicción. Pese a todo la reacción del
equipo no faltó como en anteriores ocasiones y el segundo gol de Cristiano Ronaldo
sentenció un empate final que deja las cosas igual que estaban.
La fecha en la que ha llegado el clásico hace imposible
predecir el camino que tomarán los dos equipos pero si deja claro el margen de
mejora de un Madrid que intenta no perderle la cara a los partidos. Los puntos
perdidos ante el Valencia, Getafe y Sevilla solo se pueden recuperar afrontando
el resto de partidos con la misma intensidad que tienen los jugadores en los
partidos importantes. La tarea de Mourinho es motivar constantemente a una plantilla
que ahora solamente puede mirar hacia arriba.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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