El once de ayer no presentaba sorpresas, y algunos de los
experimentos realizados ante el Celta se repitieron: defensa con Essien en la
izquierda, Ramos en la derecha y Varane en el centro. Arriba, Özil volvía a la
mediapunta, y Benzema a la delantera, por su mayor fiabilidad en partidos
europeos. En mediocampo, Khedira volvía a su puesto natural, pero su
participación apenas duró 18 minutos, los que tardó en resentirse de la lesión
muscular, y bien que lo echamos de menos. La entrada de Modric no hizo olvidar
al alemán y el equilibrio del equipo se resintió dramáticamente a partir de
ahí. En los primeros minutos, sin llegar a maravillar, habíamos creado cierto
control posicional, con una correcta colocación sobre el campo, y disfrutamos
de una ocasión clara. Desde que el croata entró, esto desapareció y los locales
jugaron a sus anchas. Modric, sobre todo formando doble pivote con X.Alonso,
carece del fondo y del quite que exigía este partido.
Es indudable que nuestro rival de ayer tiene un equipo muy
trabajado. Su entrenador ha mantenido un bloque con pocas bajas (siendo nuestro
Sahin el más destacado) que estos años ha ido siempre a más, más allá de
brillantes individualidades (Hummels, Gözte, Reus, Lewandowski). Tras ser en
los últimos 3 años como indiscutible líder del fútbol alemán, hacer un gran
papel europeo es su asignatura pendiente. Desde luego su primer lugar no parece
casualidad, los considero claros favoritos para clasificarse junto con el
propio Madrid, y no sólo por el hasta ahora decepcionante papel del City. Su
juego es parecido a los de Mourinho, en sus buenos días, claro, reuniendo una
predisposición ofensiva con una eficaz contra, y siempre presionando muy arriba.
Su adaptación al terreno de juego, inestable y propicio para las caídas, fue
mucho mejor que la nuestra, y poco a poco, sobre todo tras la salida de
Khedira, se hicieron con el control. Nunca nos dejaron jugar cómodos.
Tras un par de avisos en forma de remates desde fuera de
Kehl, con buenas respuestas de Casillas, el gol alemán llegó en el minuto 36. Y
francamente, se veía venir. Error de Pepe en la salida aprovechado por un buen
pase al hueco para Lewandowski, quien batió a Iker en el mano a mano. Hasta
entonces, el Madrid ni siquiera había tenido oportunidad de disparar a puerta.
En cuanto a la equivocación de Pepe, es lo que se suele decir: al ser nuestro
corrector, cuando comete un fallo estamos normalmente condenados. Como he
mencionado, nunca nos adaptamos a la superficie de patinaje artístico, quizá
por una mala elección de tacos, y eso se acabó notando.
Pese a lo que podía pensarse, reaccionamos bien al gol,
respondiendo tras una breve espera de dos minutos: pase en profundidad de Özil,
alto, entre los centrales, y Ronaldo se adelanta a todos para batir a
Weidenfeller de vaselina. Nuestro único remate a puerta en la primera mitad, y
uno de los pocos realizados en el partido nos bastaba para empatar, resultado
generoso para lo que habíamos mostrado sobre el húmedo césped del impresionante
Westfallen Stadion . Desde ese momento experimentamos una mejoría, dentro del
pobre nivel general, apaciguando a los locales y durmiendo el partido, lo que necesitábamos.
Esto no se tradujo en ocasiones claras, pero sí tuvimos algún remate lejano con
cierto peligro y algún pase que no acabó en su destino por cuestión de
milímetros, en especial en jugadas iniciadas, o concluídas, por Di María. Por
contra, la amenaza del equipo de Dortmund seguía latente, sobre todo a
comienzos del segundo tiempo, cuando nos embotellaron cinco minutos a base de
córners. Pero Casillas seguía estando sólido…
Contrariamente al sentido del juego, el Borussia logró el
2-1 pasados 21 minutos de la reanudación. Casillas emborronó algo su – hasta el
momento – impecable actuación, primero regalando la pelota con un mal saque y
luego facilitando un rechace de puños defectuoso a los pies de Schmelzer, quien
remató sin oposición. El Dortmund conocía nuestra debilidad por las bandas
(Ramos estuvo mal en la derecha, como acostumbra en los partidos importantes, y
Essien se notó fuera de sitio por la izquierda) y bien que la aprovechó, ya que
la jugada fue trabajada por Gözte en la izquierda y culminada con el centro y
el mencionado despeje. A partir de aquí, se puede decir que simple y llanamente
desaparecimos hasta el pitido final. Nunca tuvimos la sensación de morir en el
área contraria, y desde el banquillo la reacción no llegó o no fue suficiente.
No entiendo como en partidos así no se agotan los tres cambios, es dejar pasar
una ocasión que te da el reglamento de rectificar lo que no funciona en el
equipo. Además, la única sustitución del segundo tiempo, Higuaín por Benzema,
terminó de aguar la fiesta. Higuaín es un jugador que, cuando no marca, suele
ser intrascendente. Cierto que Karim no estaba teniendo su día, pero al menos
se estaba ofreciendo, desmarcándose, moviéndose. El Pipa volvió a pasar
desapercibido, y conste que no critico su eficacia (ahí están sus números) pero
sí esa falta de sentido colectivo que vengo comentando.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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