Pues sí, el Madrid ha tenido que vencer unas cuantas
adversidades. La primera es esta Liga tercermundista. En la noche del domingo
no pudo jugarse el partido entre el Rayo y el Madrid por culpa de un sabotaje,
o eso dicen. Fuera sabotaje o no, es culpa del Rayo y lo más normal habría sido
darle la victoria al Madrid, como escarmiento. Pero no, sigamos con el
cachondeo, no vaya a ser que los antimadridistas lloren todavía más. Otra
adversidad más es la falta de pegada que tenemos a día de hoy. Hacemos ocasiones,
pero se sufre lo mucho para resolverlas. Por supuesto no podía faltar a la cita
el árbitro, con su tendencia casera cuando el Madrid juega de visitante.
Se volvió al tradicional 4-2-3-1 y de Ramos a la posición de
central, que no tuvo un partido especialmente fino, demostrando que quizás su
suplencia no es tan inmerecida como los periodistas dicen. En el mediocampo
jugó Essien-Xabi. El vasco hizo un partido bastante mejorable, impreciso con el
balón y lento en la anticipación; mientras que Essien hizo un partido completo:
recuperaciones y participación ofensiva con sus subidas. También jugó Modric,
quien día a día le está quitando la posición a Özil, algo falto de forma. El
croata fue irregular en su juego y estuvo algo lento de pensamiento, aunque
demostró tener más recorrido defensivo que su competidor alemán. Como punta de
ataque Benzemá, que aunque no anote goles, casi siempre hace aportaciones
interesantes para el equipo. Para mí el francés debería ser titular casi
siempre.
De inicio el Madrid tuvo una clarísima ocasión para
adelantarse en el marcador, gracias a una jugada a balón parado que remata Pepe
a bocajarro. Rubén, como muchos porteros que juegan contra el Madrid últimamente,
hizo un paradón, consagrándose anoche. Los blancos habían salido con ganas de
marcar, y así sucedió en el minuto 12. Contra iniciada por Marcelo con un
genial taconazo para Cristiano, quien ve desmarcado a Di María por su banda. El
argentino, con un caño, da un pase de la muerte que Benzema introduce en la
portería. Los blancos ya iban por delante en el marcador sin necesidad de
generar 20 ocasiones de gol, como en otras ocasiones, lo que obligaba al Rayo a
no renunciar a atacar, aunque fuese mediante contras. A pesar de ir por debajo
en el marcador, el Rayo no renunció a su idea de conceder pocos huecos en su
campo mediante acumulación de hombres, y en caso de verse en desventaja
numérica en alguna que otra situación, recurrir a las faltas, todo ello con el
consentimiento de Borbalán, quien no dudó en amonestar con amarilla una mano
involuntaria de Essien y no castigar la reiteración de faltas del Rayo. Esa
"imparcialidad" permitió a los locales abusar de las faltas
impunemente, lo que dificultaba que los ataques blancos gozaran de continuidad
y sorpresa. La broma del trencilla no terminaría aquí. A pesar de ello el
Madrid contó con más ocasiones para aumentar la distancia, pero Rubén impidió
que se tradujeran en goles. Los locales también tuvieron una peligrosa doble
ocasión, pero Casillas en el primer disparo y Alonso en línea de gol en el
segundo, evitaron el empate.
En la segunda mitad el Rayo empezó a atacar con más
intensidad, concediendo más espacios atrás que podían ser aprovechados por los
nuestros en las contras. ¿Cómo evitar esa pega? Seguro que lo habrán adivinado,
con faltas. Total, el árbitro les había dado inmunidad. El caso más flagrante
fue el de Lass, jugador que mereció ser expulsado unas 3 veces y que no recibió
amarilla alguna. En una jugada le dio tal leche a Pepe, que a punto estuvo de
despertar a su álter ego, Pablo, como hiciera Casillas en el partido contra el
Valencia. Por supuesto, a pesar de que los locales eran los protagonistas de la
violencia, los blancos los igualaban en amarillas. Equidad lo llamarán. La
broma la culminó Borbalán anulándole un gol por fuera de juego a Benzemá, quien
había recibido en posición adelantada... ¡de un jugador del Rayo! Al final no
tuvimos que lamentar esta jugada, pero con 0-1 y Casillas aún existían ciertos
riesgos. El linier, supongo que algo avergonzado por la lamentable actuación de
su compañero, al menos no se hizo el ciego con una mano dentro del área
rayista. Cristiano, como suele ser habitual en él, no perdonó. En el 75, con la
entrada de Khedira, el Madrid ganó bastante solidez, impidiendo al Rayo generar
peligro alguno en este tramo de partido. Además, obligados por la
circunstancia, los locales se lanzaron al ataque, dejando por ende más espacios
que permitieron a los nuestros contragolpear con más peligro. Una de esas
contras la transformó Özil en gol, pero el linier, arrepentido por su acción
anterior, decidió levantar el banderín a pesar de que no existía fuera de juego
alguno.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario