martes, 25 de septiembre de 2012

Victoria a la adversidad


Pues sí, el Madrid ha tenido que vencer unas cuantas adversidades. La primera es esta Liga tercermundista. En la noche del domingo no pudo jugarse el partido entre el Rayo y el Madrid por culpa de un sabotaje, o eso dicen. Fuera sabotaje o no, es culpa del Rayo y lo más normal habría sido darle la victoria al Madrid, como escarmiento. Pero no, sigamos con el cachondeo, no vaya a ser que los antimadridistas lloren todavía más. Otra adversidad más es la falta de pegada que tenemos a día de hoy. Hacemos ocasiones, pero se sufre lo mucho para resolverlas. Por supuesto no podía faltar a la cita el árbitro, con su tendencia casera cuando el Madrid juega de visitante.

Se volvió al tradicional 4-2-3-1 y de Ramos a la posición de central, que no tuvo un partido especialmente fino, demostrando que quizás su suplencia no es tan inmerecida como los periodistas dicen. En el mediocampo jugó Essien-Xabi. El vasco hizo un partido bastante mejorable, impreciso con el balón y lento en la anticipación; mientras que Essien hizo un partido completo: recuperaciones y participación ofensiva con sus subidas. También jugó Modric, quien día a día le está quitando la posición a Özil, algo falto de forma. El croata fue irregular en su juego y estuvo algo lento de pensamiento, aunque demostró tener más recorrido defensivo que su competidor alemán. Como punta de ataque Benzemá, que aunque no anote goles, casi siempre hace aportaciones interesantes para el equipo. Para mí el francés debería ser titular casi siempre.

De inicio el Madrid tuvo una clarísima ocasión para adelantarse en el marcador, gracias a una jugada a balón parado que remata Pepe a bocajarro. Rubén, como muchos porteros que juegan contra el Madrid últimamente, hizo un paradón, consagrándose anoche. Los blancos habían salido con ganas de marcar, y así sucedió en el minuto 12. Contra iniciada por Marcelo con un genial taconazo para Cristiano, quien ve desmarcado a Di María por su banda. El argentino, con un caño, da un pase de la muerte que Benzema introduce en la portería. Los blancos ya iban por delante en el marcador sin necesidad de generar 20 ocasiones de gol, como en otras ocasiones, lo que obligaba al Rayo a no renunciar a atacar, aunque fuese mediante contras. A pesar de ir por debajo en el marcador, el Rayo no renunció a su idea de conceder pocos huecos en su campo mediante acumulación de hombres, y en caso de verse en desventaja numérica en alguna que otra situación, recurrir a las faltas, todo ello con el consentimiento de Borbalán, quien no dudó en amonestar con amarilla una mano involuntaria de Essien y no castigar la reiteración de faltas del Rayo. Esa "imparcialidad" permitió a los locales abusar de las faltas impunemente, lo que dificultaba que los ataques blancos gozaran de continuidad y sorpresa. La broma del trencilla no terminaría aquí. A pesar de ello el Madrid contó con más ocasiones para aumentar la distancia, pero Rubén impidió que se tradujeran en goles. Los locales también tuvieron una peligrosa doble ocasión, pero Casillas en el primer disparo y Alonso en línea de gol en el segundo, evitaron el empate.

En la segunda mitad el Rayo empezó a atacar con más intensidad, concediendo más espacios atrás que podían ser aprovechados por los nuestros en las contras. ¿Cómo evitar esa pega? Seguro que lo habrán adivinado, con faltas. Total, el árbitro les había dado inmunidad. El caso más flagrante fue el de Lass, jugador que mereció ser expulsado unas 3 veces y que no recibió amarilla alguna. En una jugada le dio tal leche a Pepe, que a punto estuvo de despertar a su álter ego, Pablo, como hiciera Casillas en el partido contra el Valencia. Por supuesto, a pesar de que los locales eran los protagonistas de la violencia, los blancos los igualaban en amarillas. Equidad lo llamarán. La broma la culminó Borbalán anulándole un gol por fuera de juego a Benzemá, quien había recibido en posición adelantada... ¡de un jugador del Rayo! Al final no tuvimos que lamentar esta jugada, pero con 0-1 y Casillas aún existían ciertos riesgos. El linier, supongo que algo avergonzado por la lamentable actuación de su compañero, al menos no se hizo el ciego con una mano dentro del área rayista. Cristiano, como suele ser habitual en él, no perdonó. En el 75, con la entrada de Khedira, el Madrid ganó bastante solidez, impidiendo al Rayo generar peligro alguno en este tramo de partido. Además, obligados por la circunstancia, los locales se lanzaron al ataque, dejando por ende más espacios que permitieron a los nuestros contragolpear con más peligro. Una de esas contras la transformó Özil en gol, pero el linier, arrepentido por su acción anterior, decidió levantar el banderín a pesar de que no existía fuera de juego alguno.

Se le pusieron trabas a nuestro equipo pero las supo esquivar. Cierto es que ganó sin exceso de brillantez; por culpa del flojo partido de Cristiano, Di María y Xabi y de la colaboración del trencilla; pero también es verdad que el equipo apenas recibió tiros a puerta (más vale que sigan así, por la cuenta que les trae) y generó ocasiones de sobra para ganar con mayor diferencia de goles. Urge solucionar los problemas de pegada que tanto nos ha estado lastrando esta temporada, porque si no, con un portero tendente a encajar casi todo lo que va a puerta, vamos a sufrir para ganar los partidos. Una vez solucionado los problemas con el gol y los físicos, volveremos a ser una apisonadora.

¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.

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