Después del insufrible fútbol de garrafón de las selecciones
y el machaque sensacionalista y moralista de la prensa rosa-deportiva entre el
asunto Cristiano y el Príncipe de Asturias a Zipi y Zape, llegaba el Madrid, al
fin el Madrid, equipo sin el que el fútbol español sería un soberano coñazo.
Que se ande con ojo Rosell y el resto de los paletos de pueblo con ínfulas de
Onassis -unos- y Kennedy -otros- no vaya a ser que efectivamente, Cataluña se
independice y siga en la Liga española, pero los que nos vayamos seamos
nosotros.
Mourinho, a la espera de que anuncie un trivote Khedira –
Pepe – Essien fumando un cigarrillo en una rueda de prensa, nos dio la bienvenida
con el once esperable, dadas las circunstancias: Marcelo disfruta de los
partidos de ventaja que le regaló Coentrao, e Higuaín, en una versión oscura,
tosca y goleadora, le lleva un par de cuerpos de ventaja a Benzema, que es la
liebre en el cuento de la liebre y la tortuga.
El partido no pudo empezar peor, con un córner en el minuto
dos provocado por un fallo en el bloqueo de un balón del “mejor portero del
mundo”, y que en una buena maniobra del Sevilla, sumada a la distracción en la
marca de Di María, provocó el 1-0. Alguien debería decirle, por cierto, al
yernísimo de España que es una costumbre muy fea señalar y recriminar con aire
condescendiente al responsable en un fallo que conlleva un gol, ya que cada día
que pasa Casillas recuerda más y más al alumno acusica y consentido de la
clase.
El gol, sumado a la agresividad y excelente juego colectivo
del Sevilla hundió y desesperó al Madrid. Especialmente mal estuvieron Di
María, Higuaín y Özil. El último desaparecido en combate y los dos primeros
peleando contra molinos y olvidándose del partido. El Madrid, no obstante, tuvo
ocasiones para empatar y ganar el partido, pero las cabezas de los jugadores
apuntaban a otra cosa, como bien dijo el entrenador en la rueda de prensa.
De nuevo toca hacer mención especial para Pepe, uno de esos
futbolistas obviado por la masa crítica y que lleva años siendo uno de los
mejores centrales del mundo. En el Pizjuán sostuvo él solo al equipo, y remendó
como pudo el desastre de sus compañeros. Jugó además jodido por la fama que le
precede (de la que él es responsable) y luchando con el miserable teatro de
otro resentido que salió de la cantera madridista, Negredo. No sé de qué se
quejan exactamente jugadores como Negredo, Mata, o Javi García, futbolistas que
disfrutan de fama, dinero y minutos en equipos de nivel o decentes del panorama
europeo gracias en parte a su etiqueta de origen, Real Madrid. Nuestra prensa
casposa y mafiosa, con su manía de exigir jugadores de las inferiores sin saber
si son buenos o están preparados, parece que ha conseguido intoxicar a una
parte importante de canteranos.
Si en la primera parte sólo existió Pepe, en la segunda se
apuntó Modric, aunque anoche, jugaron solos. Porque si Higuaín está tosco y
peleón, no está mejor Benzema, tan ido del partido como Ramos, que parece que
sigue dando vueltas de honor en el Olímpico de Kiev. Pero como bien apunta
Mourinho la lista de ausentes no es corta: Marcelo, el propio Cristiano,
Benzema, Higuaín, Ramos, Casillas, Özil, Di María, etc.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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