En realidad me sabe mal usar este símil taurino hablando de
los farsantes, porque ellos no son nobles ni atacan derechamente, como hacen
los soberbios mamíferos de nuestra tierra española. No, los culés son más bien
amantes del engaño y del ataque inesperado, después de mil y un vaivenes y
amagos, pero se entiende lo que quiero decir con el título: nos visita una bestia
herida que nos ha dado por culo mucho tiempo y es hora de matarla, quemarla y
pintarnos la cara con las cenizas de sus restos mientras hacemos bailes
rituales. Es un partido muy incómodo para el Barça, con mucho más a ganar que a
perder, y del que sólo se irían con una sonrisa si ganaran claramente.
El Madrid, por su parte, se encuentra en una situación de lo
más curiosa: por una vez podrá jugar un superderbi con relajación casi total,
pero motivado al mismo tiempo. Esto lo hace muy peligroso, por más que hoy
puedan salir varios jugadores menos habituales. Kaká, Callejón, Essien, Modric
y compañía, en un partido tan interesante, no van a rendir mucho peor que los
titulares. Aunque a priori la victoria parecía secundaria, para mí la final de
Copa ha cambiado el escenario: Si hoy ganamos tanto nosotros como el Atlético,
los del Manzanares se quedarían a seis puntos de Barça, lo que les obligaría a
disputar la Liga hasta el final. Esto les haría llegar a la final de Mayo mucho
más desgastados, exactamente como a nosotros nos interesa. Aparte de esto,
debemos ganar por orgullo y porque las derrotas ante el Madrid hacen muchísimo
daño en Can Farça, un club que jamás ha abandonado su tensión autodestructiva.
Resulta curiosísima la falta de decencia de los culés,
dispuestos a morir alegremente si se mantiene la fidelidad al “estilo”, músicos
del Titanic que se hunden con sus violines y sus fracs. En la vuelta de la
Copa, aun sabiendo de que el Madrid podía destrozarlos al contragolpe, nos
dieron precisamente los espacios que necesitábamos, y pese a ello el bueno de
Roura -que no deja de ser el segundo del segundo- aún no parece plenamente
convencido de que hay que cambiar cosas. Esto se traslada a todo el modelo de
club, dejando fuera cualquier sistema o jugador que no encaje, y para colmo con
absoluta dependencia de un solo futbolista, Messi, que ahora está bajo de
forma. ¿Qué futuro próximo le aguarda al Farça, ahora que muchos saben anular
su juego y no encuentra refrescos adecuados en los puestos claves? Desde luego,
parece muy negro.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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