El caminar de esta temporada ha sido como un peregrinaje,
largo y más bien poco apacible, en el que pocas paradas tenían verdadera
importancia. Sin ir más lejos, nos ha tocado esperar dos larguísimos meses a
que se reanudara la Liga de Campeones, por culpa de un calendario
auténticamente demencial, que parece hecho por una banda de ineptos cegados por
la estupidez y la codicia (ah, esperad, es que ése es precisamente el caso).
Pero ya tenemos aquí los Octavos de Final, que jugaremos contra el Manchester
United, un rival con mucho nombre al que nos vamos a pasar por la piedra. Sí, por la piedra.
¿Por qué estoy tan seguro? Porque para el Madrid, lograr la
Champions 2013 es mucho más que una simple cuestión deportiva. Es un mandato,
una MISIÓN, y nada es más poderoso que un individuo o un grupo convencidos de
que están destinados a hacer algo. Es el espíritu que nos llevó a conquistar
América con un puñado de marineros asilvestrados. Algo bastante interesante es
que el Madrid, generalmente, ha logrado sus grandes proezas en condiciones
adversas. Afincado en el país del “Que inventen ellos”, va el Madrid y se
inventa la Copa de Europa, competición que se sigue celebrando y es la más
prestigiosa y difícil del planeta futbolístico (mucho más que la broma
veraniega llamada “Mundial de fútbol”). Y no sólo inventó el torneo, sino que
lo ganó brillantemente cinco años seguidos, y tuvieron que frenarlo por métodos
más bien oscuros (hola, sres. Ellis y Leaf).
Podría decirse que en aquel entonces había unas condiciones
más o menos favorables: un presidente genial, un pais que luchaba por crecer,
un ambiente de trabajo y honradez tanto en el club como en la sociedad… pero
mucho más tarde, en los 80 y sobre todo los 90, el club siguió ganando, en
circunstancias mucho menos propicias. Lo he dicho más de una vez: las Champions
de los 90 son casi inmerecidas, fruto en buena parte de casualidades
afortunadas, no de una organización reconocible como club. Esa Séptima, ganada
con un entrenador de paso como Heynckes y un presidente chalado como Sanz; o la
Octava, con Del Bosque aterrizado a mitad de temporada. Tan sólo en la Novena
-primera y única de Florentino- se percibe alguna estrategia deportiva
reconocible.
El caso es que, con condiciones favorables o sin ellas, con
organización buena y mala, el Madrid se las apañado para llegar a la cumbre más
veces que nadie. ¿Cómo fue eso posible? Yo os lo diré: es un puto milagro. No
tiene mayor sentido racional, y sin embargo ha ocurrido, y seguirá ocurriendo.
Que cada uno le dé el sentido que quiera, pero para mí el mensaje es éste: los malos
al final serán derrotados. ¿Análisis del partido? ¡¡No tengo ni puñetera idea!!
Sé que el Manchester tiene a Van Persie, Rooney y dos o tres más buenecillos, y
nuestros doctos analistas dicen que su defensa es más bien pobre, pero que lo
compensan con ayudas y esas cosas. Pues vale, yo sólo sé que nos los vamos a
pasar por la piedra.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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