miércoles, 21 de noviembre de 2012

A cargarse al City


No sé si el dinero da la felicidad, pero generalmente da el bienestar, así que en lo que a mí respecta, mejor tenerlo en grandes cantidades. Pero una cosa es cierta: el exceso de dinero, sobre todo si llega rápido, puede volver loco a cualquiera con facilidad, algo que vemos tanto en personas como en clubes de fútbol. Así, los intentos recientes de crear un poder futbolístico, sin tener base histórica, “a golpe de talonario” (¿alguien usa cheques todavía?), han sido más bien fallidos. Ahí tenemos al Chelsea, comprado por el ruso Abramovich (ultramillonario a los 30 años gracias al petróleo). Aunque en la última década contaron con un presupuesto, básicamente, ilimitado, han sido incapaces de imponer siquiera un poco de dominio europeo. Tan sólo se acercaron a ello cuando le dieron la dirección del equipo al mejor entrenador del mundo, José Mourinho, pero ni él logró compensar los caprichos y la desorganización proveniente del despacho más importante del club, el del presidente

Así, no lograron hacerse con la Champions League hasta la última final, con Di Matteo -un entrenador de emergencia- al frente y una enorme dosis de suerte. Ahora se cargan al italiano, que hizo un milagro el año pasado y está arriba en la Premier, por el terrible pecado de perder en Rusia y no ganar ninguno de sus dos partidos contra un grande europeo como la Juventus. ¿Pensaban que por ganar la Champions de chorra el año pasado ahora iban a ser el equipo dominador o qué? En fin, que después de gastar lo que no está escrito y volver a invertir otro chorro de millones este año, en fútbol siguen siendo unos paletos. A ver qué chifladura se le ocurre ahora al ruso.

El siguiente ejemplo, aún más llamativo si cabe, es el del Manchester City, segundón de segundones en Europa durante décadas, rápidamente elevado al colorín y los fichajes muchimillonarios tras ser comprado por unos ricos. Después de experimentar una temporadita con el inglés Mark Hughes como entrenador, le dieron el mando del equipo a Roberto Mancini, el entrenador que hizo campeón al Inter después de muchísimo tiempo. La carrera del italiano estaba destinada a grandes cosas, pero el City quizá no es el proyecto que le convenía. Simplemente, ahora tiene demasiados juguetes a su disposición, y parece que se le está reblandeciendo el cerebro. Sólo así se explica que, teniendo dos laterales derechos muy buenos, se lanzara al fichaje de un Maicon ya decadente, y que haya hecho cosas parecidas en todas las líneas cada año, vendiendo y comprando (por más de lo que valen) jugadores sin un criterio definido. Hablando pronto y mal, al City se ha hecho un cacao que ni pa qué. Su última ocurrencia ha sido contratar a Chiqui Beguiristáin, hombre preparadísimo porque estuvo en la Farsa (ya me dirán qué otra cosa tiene).

De este modo, pese a su tremendo potencial de plantilla, los celestes se llevan palos en Europa un año así y el otro también. Su actual temporada de Champions ha sido tan desastrosa como la anterior (aunque este año en un grupo letal), y hoy se enfrentan al peor cliente posible: el Real Madrid, emperador absoluto del continente europeo. Ellos lo ven como una oportunidad para reivindicarse, pero lo único que van a lograr es ser escachados como cucarachas. No es que nos caigan mal, es que debemos cumplir con nuestro deber. Probablemente los ingleses ataquen a muerte y eso será su perdición. Ese juego nos dará muchas ocasiones de machacarlos al contragolpe, gracias a especialistas como Cristiano, Di María y Benzema, el tío con mejor técnica del mundo. Sí, porque coño, que alguien me diga quién la toca actualmente mejor que el francés. El hormonas no, desde luego; luego Cristiano es un coloso, pero no tan fino; Ibrahimovic es demasiado tronco; tan sólo el gran Karim recoge las esencias de esa escuela franco-mora de la que Zidane fue máxima gloria y exponente. Nuestro 9 está en una forma espectacular, y esperemos que hoy dé otra exhibición en su competición preferida.

Los demás, bien; a excepción de Marcelo y Essien creo que no hay lesionados. Que pena que no juegue el ghanés porque sería interesante su duelo con Yaya Touré en el centro del campo. Hoy deberíamos dar otro puñetazo en Europa, que es lo único importante para el Madrid. Quizá acabemos la temporada con verdaderas cuchilladas por parte de la prensa y descolgados en la Liga (que queda mucho todavía), pero mientras levantemos la orejona al final, todo estará bien empleado.

¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.

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