lunes, 1 de abril de 2013

Gestión de plantilla



Algunos madridistas se quejan con amargura de que nuestros jugadores salieron a tocarse los ‘timbales’ en las muy nobles tierras zaragozanas. Otros dirigen sus iras hacia Mourinho, por no poner sobre el césped al mejor equipo posible, desperdiciando así las opciones que nos quedan de ganar la Liga. Yo creo que ambos grupos se equivocan. Miren ustedes, jugar al fútbol es muy difícil, sobre todo por su naturaleza colectiva. Incluso aunque un jugador se encuentre en una forma cojonuda, tiene que coordinarse con otros diez tipos más. Además, los automatismos son cruciales, y no vale con cambiar un muñeco por otro y esperar que apliquen el sistema, porque los jugadores, como los amantes, tienen que aprender a conocer los gestos de los otros, sus costumbres y manías. Así que cuando sacas a un equipo menos habitual, es normal que los jugadores se hagan un lío del carajo. ¿Que el otro día pasaron de todo? No lo creo, sinceramente: salieron a jugar honestamente, quizá no a hacer el partido de su vida, pero sí a ganarse el condumio.

No podemos obviar tampoco el factor físico: aunque nosotros los vemos en la pantallita como monigotes de la Playstation, todas las investigaciones apuntan a que son gente de verdad, que entre vuelos internacionales y partiditos de selección llegan un poco perjudicados a los compromisos con sus clubes. Hay veces en que el cuerpo simplemente no te da, asumámoslo, y por mucho que digamos que nosotros daríamos hasta el último aliento si tuviéramos el privilegio de vestir la camiseta blanca, para ellos es su trabajo, y en cualquier trabajo hay cosas que no te motivan lo suficiente, sobre todo cuando estás de bajón físico. Vale que tenemos derecho a exigirles lo máximo en todos los partidos, pero es algo poco realista.

Y desde luego, tengo que defender al entrenador. Hay una competición que lo significa todo para el Madrid, la Copa de Europa, y por mucho que nos haya tocado un rival asequible, el Galatasaray, el trabajo del entrenador es maximizar las opciones de victoria. Si eso implica reservar a algunos de sus mejores jugadores, no sólo es esperable que lo haga, sino casi exigible, sobre todo cuando la Liga está en chino cantonés (que es más raro que el mandarín). Y miren, si unos suplentes de superlujo no valen para hacerle frente a un equipo que es carne de segunda, sinceramente no sé de qué sirven las plantillas de 23 tíos con la mayor calidad posible: tengamos a 13 o 14 válidos y que el resto sea puro relleno. Canteranos, si puede ser. No, los que salieron en Zaragoza tenían que reivindicarse y resolver la papeleta. La cosa no salió bien, pero Mourinho tomó una decisión perfectamente legítima. Cierto que con Capello se luchó una Liga casi imposible y se ganó, pero ojo, que estábamos fuera de Champions desde octavos. Ahora las prioridades son otras, y usando bien nuestros recursos podemos tener un final de temporada muy feliz.

¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.

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