Buenos días. Por decir algo. Porque hoy es un día de esos
raros…
Es un día en el que uno no termina de encontrarse a gusto.
Tampoco es tristeza, simplemente es… raro. Tristeza sería si nos supiéramos
100% eliminados, sin margen de maniobra. Pero es que no es así, queda un
partido de competición (o dos). Ante un 4-1, y una imagen y sensaciones como
las de anoche, cualquier otra afición o equipo estaría triste y se sabría
eliminado. Nosotros, los madridistas, no. Ante un rival que ha sido superior a
ti en tres partidos en seis meses (del 24 de octubre al 24 de mayo) otros bajarían
los brazos. Nosotros solo nos encojemos de hombros y ponemos cara de
circunstancias como diciendo “Pues mira que bien” pero en realidad pensando “Ya
te pillare…”. Nosotros los madridistas somos diferentes, y por ello, raros. Sí,
admitámoslo, somos raros.
- Somos raros porque somos capaces de transforman un
cementerio VIP como es el Bernabéu en una caldera a punto de reventar. Y ya no
digo en días, si no en un mismo partido. En cuestión de segundos pasar de estar
todos callados a que, por un árbitro cabrón, un gol tonto a favor o por esa
sensación que a veces tenemos los madridistas de que “impossible is nothing”,
nos entre esa sensación de empezar a animar como si no hubiera un mañana. Yo
eso lo he vivido, porque soy raro.
- Somos raros porque nos roban en la ida de semifinales de
Champions, y sabemos que nos van a robar en la vuelta, pero vamos ahí y damos
la cara. Y si no fuera por el robo nos hubiéramos puesto 2-0 en el 46. Yo eso
lo he vivido, porque soy raro.
- Somos raros porque nuestro coco europeo nos gana 2-1 en el
último minuto de la ida de semis de Champions y nos deja con mal cuerpo y en la
vuelta en 10 minutos habíamos puesto todo de cara. Yo eso lo he vivido, porque
soy raro.
- Somos raros porque aún con la Liga perdida y sin grandes
partidos somos el mejor equipo de lo que va de segunda vuelta de la
competición. Yo eso lo he vivido, porque soy raro.
- Somos raros porque con 4-1 en el global de la
eliminatoria, con solo 45 minutos por delante y en territorio hostil,
enmudecimos al Camp Nou y al final solo el árbitro impidió que elimináramos al
Barcelona y pasáramos a semifinales de Copa del Rey. Yo eso lo he vivido,
porque soy raro.
- Somos raros porque en el minuto 92 de partido de ida de
Supercopa de España, con 3-1 en contra todos pedimos a Di María que lo hiciera
y le empujamos a que fuera a presionar un balón casi sin sentido y eso a la
larga nos de el título. Yo eso lo he vivido, porque soy raro.
Y pongo estos ejemplos porque son ejemplos recientes, son de
esta misma plantilla. Podríamos retrotraernos a otros muy cercanos como la
remontada del Getafe el día de la pirada de pinza de Pepe, el gol de Van der
Vaart al Sevilla en el 92 tras ir perdiendo 0-2, la Liga del clavo ardiendo,
aquella semifinal de Copa contra el Zaragoza en la que un “Real Madrid
Galáctico” en decadencia dio su último intento de aferrarse a la vida y tantas
y tantas otras ocasiones que yo, como “raro”, he vivido. Luego están las cosas
más lejanas, y que por mi edad no he vivido, como las remontadas del Anderlecht,
Inter o Borussia Mönchenglabach, etc. que creo que no hace falta remontarse a
ellas por ser ya muy lejanas en el tiempo, pero que indudablemente forman parte
del “gen raro”. Ese que hace que nuestro ADN deportivo sea diferente.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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