En medio del plebiscito creado contra Mourinho por aquellos
que veneran la figura de Iker Casillas por encima de la viabilidad de un proyecto
deportivo, el Real Madrid anoche se jugaba pasar a semifinales de Copa de
Europa por tercer año consecutivo. Y va camino de conseguirlo. Una notable
primera parte con un enorme Özil sirvió para encarrilar el partido, gracias en
parte a los goles de Cristiano y Benzema. Ya en el segundo tiempo, Higuaín
sentenciaría la eliminatoria. Partidazo de Raphael Varane. Xabi Alonso y Sergio
Ramos llegarían limpios en unas hipotéticas semifinales.
Antes de los partidos cuando veo las alineaciones siempre
digo lo mismo, que cuando algunos iban, Mourinho ya había vuelto tres veces.
Controla todo. Sabe perfectamente los puntos débiles de periodistas, rivales,
equipos. El criticado hasta la saciedad Álvaro Arbeloa, por su efusividad
frente al Barcelona y apoyo público a su entrenador, fue suplente. Pepe lleva
un par de meses en el mismo lugar y nadie ha levantado la voz por uno de los
mejores centrales del mundo. Ni una queja, ninguna frase absurda en tertulias
nocturnas. Y el motivo es evidente: Varane es actualmente indiscutible en el
Real Madrid. Ocurre lo mismo con Diego López, cada día más querido en el
Bernabéu por méritos propios.
Si comentamos la dinámica del partido nos encontramos con la
titularidad de Essien en el lateral derecho, una posición que ha cubierto con
creces en el Bernabéu esta temporada. Dentro de sus limitaciones técnicas, su
partido fue prácticamente perfecto. Impoluto. Incluso con mucha más llegada que
el propio Arbeloa. Prueba de ello fue el centro que dio lugar al gol de
Benzema. Aunque Mourinho fue claro al respecto cada vez que subía uno de los
laterales; aparecía desde el área técnica, indicando que retrasaran su posición
inmediatamente. Una de sus máximas en eliminatorias es evitar el gol rival en
tu propio estadio. Quizá el Madrid podría haber sido más incisivo en ataque,
con más llegada en beneficio del espectáculo, pero la realidad vuelve a golpear
en favor del técnico: 3-0, todo sentenciado. Obviamente, ya pensando en un
rival más apeticible, que sería el ganador de la eliminatoria entre Málaga y
Borussia Dortmund.
Los dos nombres propios del partido fueron Varane y Özil. El
primero volvió a dar un recital con una magnífica defensa en zona, ayudando a
un superado Sergio Ramos por las acometidas de Didier Drogba. Soberbio. El
Madrid estuvo intenso y agresivo hasta la salida de un Özil que nadie duda de
su calidad técnica, pero que agradece una barbaridad su esencia futbolística
cuando el físico le acompaña. Asistió a Cristiano en el primer gol, en una
definición del portugués a la altura de calidad. El partido no tuvo más
historia. Higuaín dejó a un lado su agonía en Champions para cerrar la
eliminatoria al rematar una falta lateral del imprescindible Xabi Alonso. El vasco
y Sergio Ramos vieron amarillas en el tramo final del partido.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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