jueves, 24 de enero de 2013

¡A semis!



Mientras los ataques contra el entrenador del Real Madrid siguen su curso natural, el equipo dirigido por José Mourinho ya está clasificado para las semifinales de la Copa del Rey. Un hecho anecdótico. La obligación del club siempre es llegar a lo más alto. Pero qué tiempos aquellos en los que Del Bosque (Toledo), Schuster (Real Unión de Irún) y Pellegrini (Alcorcón) nos hacían disfrutar con señorío y modales de la competición copera. Todo un alarde de pérdida de imagen y ridículos ante equipos muy inferiores deportiva y económicamente, pero entonces el vestuario era una piña, las estrellas jugaban siempre y había que tirar hacia delante en la temporada. ¿Les suena?

Tras este breve recordatorio pasamos a analizar el pase. El Valencia mejoró su imagen del domingo -tampoco era muy difícil- y planteó un partido más físico con Cissokho en el lateral izquierdo y Víctor Ruiz de pivote defensivo. Aun así, la incomprensible suplencia de Banega dejó un vacío inmenso de fútbol. Ni una jugada de peligro. Cero. Lo único llegaría a balón parado, con la colaboración inestimable de Casillas en dos salidas a lo 'Plácido Domingo'; en la última de ellas, Arbeloa le golpearía fortuitamente la mano. A falta de más pruebas se descarta una posible factura, por lo que el tiempo que se prevée de baja será mínimo si termina todo en una contusión.

El plan del Madrid era evidente: aprovechar una oportunidad al contragolpe para sentenciar la eliminatoria. Cristiano estuvo cerca al principio del partido. Pero no fue hasta el filo del descanso cuando Xabi Alonso dió un pase de tiralíneas a Benzema, que el francés definió con sangre fría ante Guaita. Karim tiene esa magia para aparecer en el momento oportuno de la mayoría de eliminatorias del conjunto blanco. Todo parecía sentenciado. Ni la rigurosa expulsión de Coentrao ni el fallo de Adán en el gol de Tino Costa pusieron en peligro el partido. Lo problemático fue la vara de medir de Pérez Lasa, inmune a la carnicería de los últimos minutos con Banega y Joao Pereira de protagonistas, dando leña a diestro y siniestro. Pero el más ingenuo fue uno del Madrid. Di María vio la roja directa en una acción incomprensible. Lo de los árbitros con el Madrid ya clama al cielo, pero como dijo en rueda de prensa Aitor Karanka, “de los árbitros ya nada nos sorprende”.

Lo positivo para los blancos tiene nombre y apellidos: Raphael Varane. Es ya una realidad clara. Velocidad al corte, impecable juego áereo y magnífica salida de balón. Y con una facilidad pasmosa. El rival también debe ser una vara de medir. Sería también injusto dejar sin nombrar a Raúl Albiol, a un nivel sobresaliente ante su ex equipo. Por tanto, el Madrid ya espera a la Farsa o al Málaga en semifinales con un influjo moral necesario en este carrusel de partidos.

¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.

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