Ayer se cumplieron dos años desde que José Mourinho fue
presentado (¡por Jorge Valdano!) como nuevo entrenador del Real Madrid,
veinticuatro meses que han sido empleados a conciencia por el portugués para
darle veinticuatro vueltas de tuerca al mejor club de fútbol del siglo XX según
la FIFA. La dificultad de la tarea de Mou era máxima no sólo porque su máximo
adversario deportivo, la Farsa, disfrutaba de su momento cumbre en más de un
siglo de existencia sino porque la batalla librada fuera del césped también
tenía claro color azulgrana.
Lo primero que, transcurridos estos dos primeros años, hay
que decir al respecto es que el Real Madrid está consiguiendo independizarse de
quienes le maniataban con intereses asquerosos disfrazados de falsa
superioridad moral. Al contrario que otros entrenadores que se fueron de Madrid
sin tener la menor idea del equipo al que habían estado dirigiendo, y no quiero
dar nombres que están en la cabeza de todo el mundo, Mourinho entró en el Real
Madrid pero el Real Madrid también entró en él; Mou se dio enseguida cuenta de
que el club no era una ONG y que necesitaba colocar hasta el último de sus
cañones apuntando en la misma dirección que era ganar y ganar y volver a ganar.
El proceso de separar la paja del trigo ha sido de una pulcritud y efectividad
tales que podría ser estudiado en cualquier Universidad de renombre. Basta decir
que por ejemplo Valdano, que era claramente la paja, ya no presentará a nadie
al menos hasta 2016.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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