sábado, 28 de julio de 2012

Toque de atención


Vale que era un partido de pretemporada, con un Real Madrid que es todavía un ‘potaje’ entre transferibles (varios), canteranos con hueco en el Castilla (y encima algunos fuera de su posición) y muy pocos habituales, pero el equipo blanco se llevó ayer un revolcón importante en su visita al Benfica para disputar la Eusebio Cup que deberá hacer pensar, y mucho, a los que mandan en el club. Un eléctrico Di María y el Caballito Callejón, que está para ganar el Grand National en una pierna, no fueron suficientes ante un Madrid al que se le fundieron las bombillas en Da Luz y se llevó una manita (5-2) con momentos de baile benfiquista. Si el Madrid pretendió hacerle un homenaje en condiciones a Eusébio, casi lo consiguió, le faltó un gol para reeditar la final de la Copa de Europa de 1962, la de la Pantera Negra, que acabó con victoria del equipo lisboeta por 5-3.

Con la defensa titular apurando las vacaciones (menos Marcelo, con Brasil en los JJ OO de Londres), la zaga blanca dejó malísimas sensaciones. No tanto por los chiquillos del Castilla, sobre los que no conviene echar culpas ni un segundo porque para eso esto es pretemporada y para eso su equipo es el Castilla, sino porque Adán estuvo horrible y porque Varane, de repente, demostró su edad real, descolocado y fácilmente desbordable. Si en el centro del campo sumamos al desaparecido Lass, quien desde pretemporada está demostrando que es prescindible a menos que se dedique a meter cabezas de caballo en la cama de Mourinho, el olor de la derrota estaba servido. Hasta Pelé, al lado de Lass, no pasaría de ser un futbolista mediocre: el francés no sólo es malo, sino que hace peores a los que le acompañan. Que se lo digan a Granero.

Porque Granero fue quien más sufrió el equipo que pudo presentar el Real Madrid. El Pirata tuvo que intentar escaparse del estorbo Lass para poder hacer algo y, cuando lo conseguía, se encontraba con un Kaká que, ay, no está ni para amistosos: lentísimo, sin intensidad, casi parece un ex futbolista al que le tocó por sorteo vestir el 8 del Real Madrid. Con esa perspectiva, a Granero sólo le quedaba la opción de intentar jugar por banda, donde un muy buen Di María, al nivel anterior a su lesión de la pasada Navidad y que hizo lo que quiso con Melgarejo en la primera parte, y un enorme Callejón, autor de los dos goles blancos, sí se asociaron. Higuaín, desconectadísimo, pasó inadvertido excepto porque lució el brazalete de capitán y porque dio el susto en la segunda parte, cuando pareció lesionarse en un tobillo aunque la cosa no pasó de eso, de un susto.

El Benfica, con 6  partidos de pretemporada encima y con todos, no se anduvo con chiquitas. Cada error del Madrid era gol: el primero lo regaló Lass con una falta en la frontal nada más empezar y eso marcó el camino. Cada jugada a balón parado era gol encarnado, con Adán desafortunadísimo. Javi García cumplió con la ley del canterano que te hace gol y Witsel, demostró que sabe hacer goles hasta a un Real Madrid. Los blancos hasta lograron que Enzo Pérez pareciera Maradona en sus mejores tiempos, dos goles y casi un tercero, los dos muy bonitos. Lo mejor, que ya empieza la gira por EE UU, que se incorporan los que faltan y que entonces, sólo entonces, con los que se van y con los que llegarán, se verá al verdadero Real Madrid, al que todos queremos ver.

¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario