miércoles, 14 de septiembre de 2011

Red Hot Chilli... blufff

No fue un buen partido del Madrid "encarnao", todo lo contrario. Pero un fogonazo de Di María en la única jugada de verdadero mérito del argentino en todo el partido, sirvió. En un encuentro en el que el Madrid dejó malas sensaciones, se sacaron los tres primeros puntos en el camino que lleva hacia Múnich. Una defensa hecha un flan, con Ramos y Carvalho a un nivel bajísimo. Un centro del campo inexistente, con Özil encerrado al fondo de una cueva, Di María en uno de esos días en que no le sale casi nada (y el casi es por el gol) y Xabi Alonso descolocado e incapaz de guiar al equipo blanco. Si a eso se le añade un mal día en el remate de Benzema y que Ronaldo anduvo más tiempo en el suelo que de pie porque le repartieron de lo lindo, el botín es excepcional.


 Y lo fue por un arranque eléctrico nada más comenzar la segunda mitad. Una combinación Ronaldo-Benzema-Marcelo-Di María que culminó el Fideo con un latigazo seco con la zurda venciendo, por fin, la resistencia del Dinamo de Zagreb. Los croatas plantearon un partido a la defensiva, con ocho hombres detrás del balón y confiando su suerte a Sammir, Kovacic y a Rukavina. Precisamente éste, quien dispuso de un mano a mano con Casillas que empotró contra el Santo, y Benzema, que se encontró con el larguero en el mejor tramo del Madrid durante la primera mitad, dispusieron de las mejores ocasiones antes del descanso, pero el primer tiempo fue una "cagada" digna de consideración: el Madrid no sabía cómo hincarle el diente a su rival, 22 remates para un gol al término del encuentro, y éste no tenía el más mínimo problema en tumbar a cualquier oponente que se atreviera a intentar algo distinto sobre el césped.

La falta de creación en el centro del campo blanco hacía de cada ataque un parto de quintillizos. Sólo Coentrao, un torbellino presente en todas las jugadas de ataque y sometido a una tensión defensiva brutal tapando vías de agua por todo el campo, creaba problemas al Dinamo una vez desenchufado Benzema, mientras que Pepe, un titan, evitaba siempre atento cualquier intento de ofensiva del equipo rival. La segunda parte, que empezó con el Dinamo achuchando, parecía que iba a ser tranquila tras el gol de Di María, momento que aprovechó el Madrid para lanzarse en tromba sobre la meta de Kelava, quien tuvo que sacar un par de buenas manos y ser el mejor de los croatas.

Pero la irrupción del platinato, expulsión de Marcelo en tres minutos por una faltita y un piscinazo que nunca son sancionados a otros equipos, hizo que el Madrid acabara atrincherado en su área. La roja al brasileño fue aún más hiriente porque Leko mereció irse a los vestuarios antes de tiempo al menos en tres ocasiones, en un recital de piñazos digno de un palmeral de cualquier barranco. Así que los de Mourinho, retorciéndose en defensa, tuvo que hacer de tripas corazón y vivir con el corazón en la garganta hasta que se acabó el choque. Primer gol de un Madrid vestido de rojo, primeros tres puntos en Champions. El camino hacia Múnich no ha hecho sino comenzar.

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