Esta es la segunda temporada de José Mourinho en el banquillo madridista. En teoría, siempre en sus segundas campañas consigue los mejores resultados con sus equipos. El año pasado cumplió ganando la Copa del Rey, un título que se le venía resistiendo al Real Madrid, y llegando a semifinales de Champions. Sí, los blancos cayeron derrotados por el Barcelona, pero en los minutos que estuvieron jugando en igualdad numérica, los azulgranas no fueron capaces casi ni de acercarse a la portería defendida por Iker Casillas. Dejando a un lado lo sucedido en aquella semifinal, el madridismo pudo ver una gran mejoría respecto al equipo de Manuel Pellegrini, que quedó eliminado por el Alcorcón en Copa y el Lyon en Champions.
La inmensa mayoría de los socios del Real Madrid, del público del Bernabéu y del madridismo en general, está a muerte con su entrenador, vapuleado hasta la saciedad por ciertos periodistas. Mourinho es el líder, es el jefe del madridismo que está cansado de poner siempre la otra mejilla ante los continuos ataques al club. Muchos esperaban la rueda de prensa posterior al partido del Getafe. Creían que Mou era como los demás, que solo habla de los árbitros para quejarse y esconder sus limitaciones. Pues no, el luso volvió a dar una demostración de sinceridad reconociendo que el penalti no lo fue, ya que el contacto se había producido fuera del área. Los hombres sinceros como el portugués no son bien vistos en un mundo tan corrupto y llenos de mentiras como en el que vivimos, en cambio él sigue creyendo en sus valores, le guste o no a cierto sectores del fútbol español.
Luis García, entrenador del Getafe, también desveló que Don José (como deberían llamarle muchos de esos personajes que se dedican a meter mierda), se dirigió a Clos Gómez para decirle que su colega de profesión no había dicho nada para que le expulsara. En definitiva, José Mourinho, genio y figura.
El Real Madrid está en el camino correcto para ganar la ansiada décima Copa de Europa. Perdón, no está solo en el camino de eso, está en el camino correcto para ser el club que todos los madridistas desean: una estructura organizativa profesional, con división de poderes y en el que el entrenador cuente con plenos poderes en el ámbito deportivo. Se acabó la vieja historia del señorío que nos quieren vender, el Real Madrid tiene que ser un club señor, sí, pero eso no significa ir de toletes por la vida, ni haciendo todo lo que el sector culé quiere que haga. No, porque eso es estupidez y el mejor club del siglo XX está por encima de todas esas cosas y por encima de cualquier persona, se llame como se llame, incluido Florentino Pérez y José Mourinho.
Los madridistas no dudan, creen en Mourinho y están seguros de que su dedo será el que guié al Real Madrid a ganar la Décima. Comienza lo bueno, una temporada de Champions llena de sensaciones e ilusiones, ojalá que también de alegrías. Que suene ya el himno de la Champions, el Real Madrid está preparado para la batalla.
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