El Madrid es melancolía, como si los males de Cristiano y la
vorágine del equipo hayan contagiado a una plantilla que quiere pero no puede.
Estos últimos partidos escenifican, en un paralelismo catastrófico, a los
últimos coletazos del Madrid de Queiroz en Liga. La ventaja que tiene Mourinho
es el tiempo, necesario para acometer con franqueza la lucha por la Copa del
Rey y el trono del mejor equipo de Europa.
El partido queda marcado por la suplencia de Iker Casillas.
Evidentemente, la filtración de la noticia era conocida varias horas antes por
diversos medios, en un claro ejemplo de la falta de respeto de ciertos
jugadores hacia su entrenador. Mourinho pidió al periodismo deportivo que
reflexionase sobre el problema defensivo del equipo en las jugadas a balón
parado. Él, y su cuerpo técnico, decidieron que Adán estaba en mejores
condiciones para disputar el partido de anoche. Pero, lamentablemente, la
portería no es el único problema que debe afrontar el técnico para ver una
mejor versión de su equipo.
La primera parte fue notable. Correcta. Di María y Cristiano
Ronaldo, en dos ocasiones, tuvieron el gol en sus botas. El conjunto de
Pellegrini se fue al descanso sin realizar un solo disparo al marco defendido
por Antonio Adán. El ánimo y Mesut Özil son el principal síntoma de los
problemas del equipo. Si falla uno, debacle. El Málaga salía con pasmosa
facilidad de la presión del centro del campo blanco desde la medular. Mourinho
quizá debería ser más 'mourinhista' y poblar, como en sus dos primeros años, el
centro del campo con un trivote de contención en plazas de cierto calibre. En
las transicciones defensivas se ha perdido toda la mordiente de recuperación que
hacían de este equipo una máquina temible.
Y si hablamos de pegada, apaga y vámonos. Es ésa que han
rentabilizado todos los rivales del Madrid esta temporada. Isco y Santa Cruz
dieron la puntilla al Madrid en unos minutos de caos y descontrol. Con el 1-1 y
el Madrid apretando para llevarse la victoria, Özil falló una ocasión a
bocajarro y el trencilla desestimó unas claras manos de Eliseu en el área
local. Fútbol. Un Joaquín inmenso, recordando a su mejor versión de hace diez
años, fue el estilete que cerró el triunfo malaguista. El gol de Benzema ya de
poco servía.
¡¡HALA MADRID!!
Madridistas de Firgas.
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